lunes, 22 de noviembre de 2010

Como siempre


Como siempre salia del trabajo con un cigarrillo de la maño, con su música a todo trapo, para evadirse por completo del mundo, para sentirse un poco mejor, se encaminaba a la estación de tren absorta en sus cosas metida en sus pensamientos mientras caminaba sola esquivando a la gente que iba hacia ella, y siempre pensaba que habría alguien esperándola en la estación alguien que la diera un gran abrazo nada mas verla, que la esperara con los brazos abiertos, para quitarla el frió de sus mejillas, que tanto odiaba, que la llenara de besos, de esos que suenan de manera cantosa, y que todo el mundo se los quedase mirando, mientras ellos estaban a su bola.

Ella, por si acaso cuando llegaba a la puerta de la estación, inspeccionaba cada recoveco cercano, por si en él encontraba lo que buscaba, pero nunca era así.

Las puertas del tren se abrieron, y entre empujones y algún que otro pisotón entró con la habitual indiferencia de cada día, era una rutina mas, como respirar, como caminar.

Por aquel entonces los días estaban empezando a ser bastante fríos, y lluviosos, el paisaje que contemplaba en el camino de vuelta en renfe solía agradarle, pero no los días de lluvia. El cielo se volvía gris, los cristales se empañaban, y el estado del tiempo se reflejaba en el animo general de la gente que viajaba dentro del tren. En estos ratos de apatía, esa se quedaba absorta en sus pensamientos, cabilaba, recordaba, y de repente recordó mas de lo que la hubiera gustado.

¿Que pasaría, si después de mucho tiempo se encontraran el uno frente al otro en medio de una calle?¿cual seria su reacción?

Ella tenia ganas de verle pero tenia miedo a su reacción, no quería parecer forzada, ni que pareciera nerviosa o contrariada, siempre se imaginaba situaciones en las que se lo encontraba, y ella simplemente se ruborizaba, le miraba y se iba, sabia que no tenia valor ni siquiera para encontrárselo por sorpresa.

El pitido de la puerta del tren sonó y la despertó, alzo la mirada, mirando al fondo del vagón, simplemente hacia eso, mirar. De repente vio una figura conocida, un pelo conocido, una nariz conocida, y una boca mas que conocida, un calor empezó a apoderarse de sus entrañas las cuales se vieron sorprendidas por un escalofrío repentino.

Era él, sin duda alguna, estaba alzando la mirada y empezó a mirar en la misma dirección donde ella estaba sentada. No sabia que hacer el pánico la estaba bloqueando hasta tal punto que no la dejaba pensar de una manera fría y adulta, lo peor estaba por llegar, puesto que el decidido se levantó y caminó hacia donde ella estaba sentada.

De repente se sintió débil, abochornada y angustiada, sabia que si hablaba con él, las palabras no saldrían de su boca, solo haría el ridículo porque no sabría que decirle, y si fuera lo contraria estaba segura de saldrían mas de las que ella querría y ya si que no podría tener remedio de ninguna de las maneras.

Decidió ser cobarde como otras tantas veces, se levando y salio corriendo por la puerta del tren que se estaba empezando a cerrar. Él se quedo perplejo y vio como ella, ya fuera del tren saco un taco de post it de su bolso y empezó a escribir de manera frenética algo a la vez que una lágrima quería salir de su ojo derecho. Las puertas se cerraron.

Ella camino al lado del tren durante unos metros hasta que le pego el post it en la puerta, y se paró en seco.

La cara de él lo dijo todo.

Muy a su pesar, nunca mas volvieron a verse las caras.

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